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sábado, 11 de junio de 2011

Sensibilidad contra Profesionalismo


     El arte del magisterio o la capacidad para educar a las personas es, conjuntamente con la medicina, una de las profesiones mas antiguas, humanas y socialmente útil que existen. La misma se ha ido perfeccionando a lo largo del tiempo y para no quedar relegada ni marginada ante el resto de las disciplinas también ha incluido en su evolución y desarrollo todos los avances científico-técnicos del momento.
     Dependiendo del punto de vista con que se observe, esto ha favorecido o desfavorecido a la educación, más bien no a ella sino a las personas quienes se encargan de difundirla y hacerla valer. La ha favorecido porque gracias a todo el arsenal tecnológico de los últimos tiempos (computadores, internet, etc.) la visión del hombre nuevo se ha extendido, así como sus conocimientos y aspiraciones. Además de que las mismas llegan a más personas, de manera sencilla y personalizada. Pero la ha desfavorecido porque a medida que esta revolución informática a ganado terreno, la tendencia natural que tenemos los seres humanos a sentir emociones o sentimientos que no es mas que la sensibilidad, ha disminuido notablemente. Allí encontramos un sinnúmero elevado de profesionales muy bien preparados académicamente pero que no se sensibilizan con el problema o con la persona afecta, y el autismo no escapa de esta afirmación.
     ¿Cuántos galenos, psicólogos o psicopedagogos tratan a la persona con la condición de autismo como si fuese solo una simple historia clínica, un número o un paciente X?
     Sabemos que la inmensa mayoría solo basa la evolución de nuestros familiares con autismo en los resultados de agotadores test psicométricos, pruebas o exámenes complementarios abrumadores buscando probar nada, además de las  largas horas de espera y desesperación para asistir a una consulta que hasta para nosotros los ¨no autistas¨, nos resulta tedioso.
     No se colocan en el lugar del atendido; en lo que cree o quiere. No escuchan a los padres que son por demás las únicas personas que si los comprenden hasta cuando hablan algo que para el resto del mundo carece de sentido. ¿Por qué, quien mejor que nosotros para servirles de intérpretes a muchos de los cuales no goza de la fluidez o el don del lenguaje?
     ¿Por que se contradicen cuando plantean que cada persona con autismo es única y entonces evalúan a todos por igual?
     ¿Por que si supuestamente conocen que estas personas no pueden o no soportan esperar un turno los hacen realizar extenuantes  colas para atenderlos o evaluarlos en lugar de citarlos a una hora específica?
     Desafortunadamente la sensibilidad y la profesionalidad no siempre van de la mano, no sabiendo el profesional que el sensibilizarse con una persona, sus dolencias y vicisitudes lo hacen más humano y por ende lo exalta a la cima de lo verdaderamente profesional. La esencia y razón de todo profesional de la salud y la educación va dirigida a todo ser humano…por ende sean merecedores de tal legado.

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo con usted doctor, estamos perdiendo sensibilidad; y esa empatía que naturalmente debemos manifestar en el trato a nuestros semejantes también se está perdiendo. ¿Será este ritmo tan acelerado de vida que llevamos ahora gracias a las nuevas tecnologías de la información y de las comunicaciones que nos hacen querer estar "en todas" al mismo tiempo? Olvidándonos de prestar atención a lo que nos rodea y reflexionar sobre lo que esperan los demás de nosotros? Otra razón es lo riguroso de los procedimientos clínicos y hospitalarios, que por tratar de ser efectivos y poder atender a la mayor cantidad de gente, suelen no considerar que el paciente es un ser humano que también quiere opinar y ser escuchado.
    Felicitaciones por su blog, muy interesantes reflexiones. Saludos

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